Se conoce también como paranoia. El pensamiento de una persona que padece un trastorno delirante es ordenado. La conducta varía entre dos extremos. Algunos enfermos pueden parecer normales en absoluto, siempre que no se cuestionen sus creencias delirantes, mientras que otros pueden tener un comportamiento inadecuado y extravagante.
Para el tratamiento de este trastorno se recurre a los antisépticos. No hay datos que demuestren la eficacia de ninguna modalidad de psicoterapia. En principio, lo más recomendable es iniciar una relación terapéutica, con el objetivo de conseguir la confianza y colaboración del enfermo.
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